De Hernán Arturo Ruiz.
Germán Zambada Galván.
Informa.
Culiacán, Sin.- Los ocho cuentos del libro “Las horas que perdimos» (Edit. Nitro/Press, 2020), del joven escritor Hernán Arturo Ruiz, iniciaron como una serie de historias de personajes miserables y muy dañados, en busca de una vida mejor, pero al final son personajes que, en común lo que buscan es recuperar el tiempo perdido o volver a hacer las cosas de otro modo.
Lo anterior lo expresó el autor al presentar este volumen en un evento presencial realizado la tarde de este jueves en la Sala de Arte Joven del Centro Cultural Genaro Estrada, con comentarios del escritor Irad Nieto, bajo la coordinación de la Dirección de Literatura del Instituto Sinaloense de Cultura.
El autor dijo que el proyecto surgió al participar en el taller Laboratorio para Narradores, con la escritora Mariel Iribe, con dos primeros cuentos, y luego creció con apoyo de una beca del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Sinaloa -PECDAS 2016-.
Eran historias que nacían a partir de una frase, una imagen, o solo el final, y que se iban desarrollando hasta convertirse en algo diferente a como fueron concebidos, dijo.
Integran el volumen ocho cuentos: «Las nuevas aventuras de Billy the Kid”, “El camino San José”, “Días de búsqueda”, “Las horas que perdimos”, “Cruzar los límites”, “Huellas en el camino”, “El necio” y “La turba”.
En muchos de ellos, el impacto final es lo que da sentido a todo lo demás; es un libro que toma el pasado como tema central y todos los cuentos, independientemente de las temáticas y espacios, se dirigen a ese punto de mirar al pasado, y es un libro que también se recarga mucho en esa desilusión que es la nostalgia de estar en casa y con la familia; la mayoría de los personajes están pensando en volver al hogar, en recuperar al ser querido, en rehacer las cosas de otro modo.
Irad Nieto comentó que Hernán Arturo Ruiz es un autor que “ha trabajado mucho y que ha hecho la tarea de leer la tradición cuentística; es evidente que ha leído a Rulfo, a Cortázar, etcétera, y me gusto cómo lo ha desarrollado. Sus cuentos tienen la capacidad de retratar la tragedia, pero también están dotados de sentido del humor que a veces te hace soltar la carcajada; es un autor que intenta plasmar de forma secuencial una realidad que no es secuencial”
Juntos, comentaron algunos de los cuentos que integran el volumen: “Días de búsqueda”, sobre un padre al que le han levantado a su hijo y recrea su deseo de volver el tiempo atrás y rehacer lo que hizo mal; “Las aventuras de Billy the Kid”, que refleja la obsesión del niño por ser vaquero; «Las horas que perdimos», sobre una madre que perdió a su padre cuando niña y que lo añora en cada momento de su vida, de modo que cuando lo exhuman, se lleva los huesos a su casa.
O “La turba”, de actualidad con hechos recientes de la nota roja, sobre una multitud de jornaleros que, en un campo agrícola, persigue a un tipo por violar a una muchacha para lincharlo. O “El necio”, de un supuesto nieto del general Rodolfo Fierro, quien se pregunta por qué este no es considerado un héroe de la patria sino un asesino sanguinario, mientras gentes como Álvaro Obregón, tan sanguinario o más que Fierro, son considerados héroes.